Libros de Hibernia (3)


Fragmento del Lebor na hUidre de mano H (desde s. XII).

Los libros religiosos no fueron los únicos en ser escritos en Irlanda o por irlandeses a lo largo de la Edad Media.

Desde muy temprano (s. VIII) se recopilaron libros de leyes, que constituían la base del sistema socio-político irlandés. Las leyes se basaban en sentencias orales y aforismos atribuidos a jueces y a legendarios «expertos» (ollamh, brithem) en leyes. Se copiaron, comentaron y compilaron a partir del s. XIV-XV, constituyendo la base del «Corpus Iuris Hibernicis«, que fue estudiado y sistematizado, ya en el s. XX, por D.A. Binchy bajo ese título latino, en varios volúmenes.

Es una de las materias más complejas para los Estudios Célticos, pues los textos se conservan en tratados muy diferentes, que usan un lenguaje complicado y exclusivo. Sin embargo, gracias al trabajo de Binchy y sus seguidores, nos permiten conocer los entresijos de la sociedad de la Irlanda anterior a s. XII y se pueden comparar sus diferencias con las formas sociopolíticas de la Europa Feudal o del mundo Romano.

Las preocupaciones éticas del Cristianismo y el dessarrollo de los primitivos monasterios, introdujeron algunos cambios que se reflejaron en leyes. Algunas fueron atribuidas a personajes como Adomnán, abad de Iona (como la Lex Innocentium, finales del s. VII). Gracias a ésta ley, sabemos que reyes y subreyes de territorios amplios llegaron a acuerdos con comunidades religiosas para promulgar pactos escritos, que afectaban al conjunto de la sociedad. Estas decisiones se tomaron bajo la forma de un Sínodo, el de Birr (697 AD). El que esta ley concreta fuese confirmada por numerosos reyes y subreyes, ofrece además la posibilidad de comprobar qué territorio y qué gentes habitaban gran parte de Irlanda antes del periodo vikingo, pues los nombres de los jefes, y los patronímicos del territorio que dominaban se recogieron en el documento.

Garantes de la Lex Innocentium de Adomnán. (SKIBLY101- Own work)

Gracias a la wiki (cosa rara) podéis observar los nombres, territorios y títulos de los que acordaron (es decir: garantizaron con bienes personales y patrimoniales, prendas y rehenes) esta Ley, que protegía a los no combatientes durante las temporadas de guerra.

A partir del s. XII se hicieron también recopilaciones de relatos tradicionales de corte épico o mitológico, algunos de ellos muy extensos y muchos basados en escritos anteriores: el Táin, la materia de los Ciclos Mitológicos, los diferentes relatos agrupados bajo el nombre de «Viajes» (Immrama), de «Batallas» o de «Raptos», etc. y muchos otros géneros literarios del mundo gaélico, como la materia de los Fianna, muy popular y persistente en el medio escocés.

Esta moda literaria se extendió hasta los siglos de la Baja Edad Media.

(Continuará)

 

 

Libros de Hibernia (2)


Fragmento inicial del Cathach, considerado por tradición el libro más antiguo de Irlanda (foto: F. Henry, Early Christian Irish Art)

Dataciones y rarezas

Las primeras palabras escritas en irlandés antiguo con grafía comprensible, aparecieron en los márgenes o bajo las líneas de manuscritos latinos medievales en los siglos VII-IX.  Son las llamadas glosas de Wurzburg, Turín o Milán, escritas enlengua irlandesa, en una letra que deriva de la uncial latina.

Una glosa es un comentario explicando el significado de palabras o frases que, en este caso, se encuentran en una lengua distinta (latín) a la propia del glosador (gaélico). Se estudiaron y organizaron desde inicios del s. XX por filólogos irlandeses y germanos, principalmente. Los glosadores son desconocidos: tal vez eran estudiantes de la temática de cada libro, o del latín, o quizá clérigos que desentrañaban el sentido simbólico de algunos textos para luego explicarlos en predicación o enseñanza.

Estas glosas se encuentran en copias de los Soliloquios de San Agustín, las Epístolas de San Pablo e incluso en copias de la obra de Beda el Venerable. Todas se datan en el periodo del Antiguo Irlandés, entre el s.VII y el IX.

De hecho, un compendio de comentarios en latín de los libros de la Biblia, que se encuentra en distintos manuscritos de Francia y Suiza (datados en s. IX-XII), constituye un argumento poderoso a favor de estos glosadores. La «Biblia de referencia», como se conoce este conjunto de textos desde el siglo pasado, sería quizá una ayuda para predicadores o copistas, y muestra, si no manos irlandesas, sí al menos influenciadas por Irlanda.

La imagen del Cathach de la portada nos revela un estilo raro de encadenar las palabras por arriba, que sorprende y desafía al lector, aunque sabemos que se trata de un Salterio (recopilación de Salmos) en latín. Como la tradición lo atribuye a S. Columcille de Iona, se le ha imputado esa datación, nada menos que el s. VII. Hoy se data con mayor probabilidad a mediados del XI.

Existe un alfabeto en letra semiuncial romana grabado en un pilar bastante deteriorado ya que está en el exterior de la iglesia prerrománica de Kilmalkedar (Co. Kerry).

El pilar tiene grabadas cruces latinas y griegas simples, con los extremos acabados en volutas, un estilo decorativo sencillo que sugiere una fecha temprana, anterior al s. XI. Pero ¿para qué podría servir un alfabeto grabado en un pilar? ¿No sería solamente un ejercicio de prueba del lapicida?

Una lauda de Clonmacnois (Françoise Henry, L’Art Irlandais).

Si fuese un ensayo del grabador, apenas podría relacionarse con las sencillas laudas que se encuentran en los cementerios de templos anteriores al s. XII, como Glendalough o Clonmacnois. Pero solamente el estudio arqueológico podría determinar si estas laudas no son posteriores a la construcción del edificio, o sea: que se han datado por el contexto y el estilo decorativo de la cruz, a veces muy sencillo y otras más elaborado, como el de la imagen. Contienen una dedicatoria y una cruz que suele tener los remates de los brazos y el centro decorados. En todos estos ejemplos aparece una escritura tan característica como la de los manuscritos: el trazo recto sobre la g con gancho abierto hacia la izquierda, o la forma de la n son muy típicos de la escritura libraria irlandesa.

Tambien, la presencia de signos de abreviatura: una línea horizontal encima de la palabra Or, que es la abreviatura de Oroit («una oración») y al final, el nombre del encomendado.

El uso de abreviaturas, derivadas de las notas tironianas latinas, es típico de la escritura de amanuense irlandesa, y se ha conservado en la lengua gaélica hasta nuestros días. Aquí podéis ver ejemplos extraídos de distintos manuscritos medievales.

(CONTINUARÁ)

Libros de Hibernia (1)


Libro y su cartera de llevarlo. (Françoise Henry, L’Art Irlandais, 1979)

PRESENTACIÓN

Como se acercan fechas hibérnicas y no voy a estar, dejo programada esta entrada, que tal vez forme parte de un serie.

Los libros de Irlanda son una de las cumbres de la iluminación europea de época altomedieval, aunque la producción de libros fue muchísimo más amplia que los meros libros iluminados. Aparecen por todo el continente europeo, casi siempre en lugares que todavía mantienen algún lazo histórico con Irlanda. Los iluminadores irlandeses recogieron sus propias tradiciones en el denominado «estilo neolateniense» que se percibe en algunas páginas-tapiz del libro de Durrow.

Una página del libro de Durrow. Colorido y complejidad geométrica neoLateniense (Co. Laois, Irlanda)

Pero tambien fueron influenciados por el arte anglosajón y luego, por el escandinavo. Otras influencias son menos evidentes, como la del Imperio de Oriente, que pudo tener motivos más cercanos que la lejana Constantinopla… aunque viajeros nunca faltaron en Irlanda.

Esta mezcla se fue «hibernizando» hasta incorporarse a «lo irlandés» por antonomasia.

Pero en Hibernia no solamente existieron libros iluminados. También hubo libros menos conocidos, como los glosarios o los repertorios de nombres geográficos o personales; las compilaciones de textos laicos recogiendo tradiciones propias de distintas regiones del país en un volumen único, o bien las copias en lengua irlandesa tardía de obras universales.

Existen incluso ejemplares rescatados «después de muertos», como el Salterio de Faddan More y otros que fueron tan apreciados que se convirtieron en reliquia, protegidos por un invento hibérnico que hizo fortuna: el cumdach o protección/relicario para libros.

Los curiosos siempre encontrarán alguna novedad acerca de la datación o de las relaciones con Oriente u Occidente (o con otros libros) de algún viejo códice irlandés, publicada a través de los estudios de filólogos, arqueólogos o paleógrafos. La recolección de textos, sus relaciones enlazadas y su publicación para lectores especializados o público general, se han mejorado con el internet, así que existen proyectos a nivel nacional e internacional que digitalizan los códices más interesantes, o formalizan su texto en letras e idiomas modernos.

La escritura y la caligrafía llegaron a Irlanda a finales del s. VI, impulsadas por la necesidad de libros litúrgicos para la expansión del Cristianismo por el lejano Occidente. En poco tiempo se desarrolló una escritura propia, que no solamente reflejaba bien la lengua latina, sino que pronto empezó a hacerlo en la propia lengua del país. Encima, los escribas irlandeses empezaron a ser competentes en latín y también griego o hebreo, creándose una corriente «hiberno-latina» de escritores y sabios.

Evangeliarios, Misales, libros de Salmos (o Salterios) como el Cathach o «Batallador», fueron las obras basicas que se mantuvieron durante toda la Edad Media. Todavía en el siglo XVI los libros que reunían distintas historias, o colecciones de vidas de santos, o colecciones de lo que fuere, siguieron favorecidos por los exiliados irlandeses.

El monje o clérigo irlandés de la iconografía (desde la más primitiva) siempre lleva un macuto cuadrado: contiene un libro.

Ya en la Alta Edad Media aparecieron glosarios, recopilaciones de tradiciones legendarias locales o tribales, libros de máximas legales y más tarde, repertorios conteniendo todas esas cosas, además de libros de poesía (duanaire) que recogían lo atribuido o dedicado a una determinada familia. Posteriormente, aparecieron copias de libros universales famosos, como el de Avicena y la obra de Marco Polo, que ya comentamos.

A partir del s. XIII se compilaron en la isla obras legales escritas muy anteriormente (hasta del s. VIII), lo que dio origen al complejo mundo del «Corpus Iuris Hibernicis», en el cual se basa lo que sabemos del entramado socio-económico de la Irlanda medieval y sus diferencias respecto al feudalismo.

Desde la fundación de Iona en la actual Escocia por S. Columcille y la instalación de Lindisfarne (c. 635) y de las familias monásticas de estas fundaciones, la expansión irlandesa se alargó por lo que hoy es Northumbria, y Anglia, pasó por Bretaña la Menor y llegó a la Europa continental. Se atribuyen fundaciones a peregrinos irlandeses en Francia, Suiza, Austria y el Norte de Italia, derivadas de las misiones de S. Fursa y sobre todo de S. Columbano el Joven y sus seguidores (VI-VII), así como al sajón S. Willibrod -quien dicen que estudió en Irlanda y andaría acompañado de irlandeses- y su misión en la Frisia.

Esta expansión repartió artesanos escribas (¡quizá no todos eran monjes!) que desarrollaron una escritura propia y estilos propios de iluminación.

Desde mediados del s. VII Irlanda produjo manuscritos con iluminaciones llenas de colorido y complejidad geométrica, encuadernados de una forma relativamente sencilla, que se fue adecuando al paso del tiempo en los ejemplares mejor conservados, y estuvo acompañada de un espectacular desarrollo de una caligrafía con fuerte personalidad, derivada de los usos del Imperio Romano.

(Seguirá)

Un ejemplo de «campano» irlandés


(re-publicación de 2012)

By Ceoil – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=125103123

Un bonito ejemplo multi-cronológico de campano irlandés encajado (por dos veces) en un engaste y luego un «relicario» que lo protege y enmascara, es la Campana de san Conall Cael, atribuída a un santo de Donegal del s. VI.

Al parecer la reliquia tenía un apodo: «bernán» o «rota» es decir, quebrada, defectuosa… ¿quizá por la parte de arriba, donde iría el agujero para insertar el badajo? Eso explicaría la pequeña cubierta, la más antigua (datada en los inicios del s. XII, por el estilo de la decoración) del objeto.

¿O es que el apodo de «rota», «rajada» se refería a un sonido «roto», rasposo, con esa habilidad para captar los matices de la vibración metálica como la que tiene el cencerrero?

Observese la forma de las dos «orejetas» que cierran el engaste decorado, y compárese con las mismas orejetas (éstas bien grandes) que hace el cencerrero para rematar el suyo. En sí, éste su trabajo es más habilidoso que la decoración hecha a cincel y martillo sobre ¿latón? (ss. IX o X, según la Wiki) que lleva la campanita irlandesa.

By Ceoil – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=125102556

Las fotografías que muestran dicho engaste indican un origen más antiguo que el relicario en sí, claramente dentro de las constantes de la decoración «hiberno-románica» (o como se diga) del s. XII o posterior, que luce un grueso cristal de roca en la zona inferior, a los pies del Cristo, acompañado de «las Marías» y S. Juan en dos registros.

Por cierto que las «orejetas» de este último relicario le dan la forma general de los «relicarios de casita» propios del mundo irlandés, aunque con un diseño bastante extraño… o bien es que son el resultado de la última restauración sufrida por el objeto, en el s. XVI.

Ya en el s. XIX el rlicario con su reliquia, fue adquirido por el British Museum.

Los O’Breslin, de los que habla el artículo de  la Wiki de donde saqué las imágenes, si una no se equivoca, además de herederos del santo (es decir, sus comharba) eran una de las familias más leídas e instruidas de Fermanagh todavía en la Baja Edad Media (cf. Fergus Kelly: Law schools. A guide to Early Irish Law, 259-263), es decir, coincidiendo con la fecha de la última restauración del objeto.

La redacción original de éste artículo, de 2012, hacía referencia a la exhibición del relicario en un evento temático sobre objetos religiosos, que organizó dicho British Museum, en aquella fecha, o incluso antes, porque yo siempre me entero tarde… (es por mis orejetas, disculpen vds.).

 

 

 

Canciones y siglos


Dije hace unas semanas que muchos de los cantos litúrgicos que se usan habitualmente en el repertorio de las Iglesias Reformadas (aka Protestantes), especialmente en el norteamericano, y que también se han usado, en el repertorio moderno Católico, son de origen irlandés o escocés.

Es lo normal, dada la composición étnica de aquella parte del hemisferio. Lo que a mi me resulta llamativo es que en España raras veces se usen composiciones sacadas de nuestra tradición musical popular, habiéndolas. Bueno… en el más meridional de los Dos Hemisferios, los españoles sí que se sacaron canciones litúrgicas o al menos, de tema religioso, de la tradición indígena del «hemisferio» (y también en lengua nativa del mísmo, como ya conté hace tiempo).

Espero que algún doctor de la Iglesia me desburre de esta «herejía»…  Creo que en este particular, la culpa la tuvo el deseo de abandonar rapidamente el «nacionalcatolicismo», ya en los años inmediatamente posteriores al Concilio Ecuménico Vaticano II (1962), cuando se escogieron versiones modelnas (modelnas de entonces) directamente de la tradición Reformada en vez de tomarlas de la propia… Pero bueno, esto es solamente una opinión laica.

Pero, a lo que vamos: tengo un ejemplo muy curioso de ese trillar de los Reformados en la tradición gaélica. Se trata de una pieza del himnario Metodista, que seguramente también se usa en otras denominaciones Reformadas, que se titula «Be Thou my Vision» (aquí en inglés).

(*NOTA: No sé si ciertos ecos o efectos de sonido que YO oigo en la grabación de YT son producto de mi mal estado auditivo y no de la grabación; espero que podáis disfrutar con esta muestra del ritmo y melodía de la pieza.)

La letra original de este himno es un poema irlandés, Rop tu mo bhaile («Que Tú seas mi Visión«) que se encuentra en un manuscrito del s. XIV, aunque el lenguaje original del poema es Irlandés Medio, es decir, más antiguo, correspondiente entre el s. X y el XII, ya que tanto las formas gramaticales como el metro empleado, son propias de ésta época.

1. Rop tú mo baile, a Choimdiu cride:
ní ní nech aile acht Rí secht nime.
2. Rop tú mo scrútain i l‐ló ‘s i n‐aidche;
rop tú ad‐chëar im chotlud caidche… Etcétera.

A principios del siglo XX, se tradujo al inglés el texto del poema desde un manuscrito del s. XIV y se publicaron ambas versiones en el boletín «Ériu» de la Escuela de Estudios Célticos de Dublín. Poco después, Eleanor Hull (1860-1935) adaptó la letra a un irlandés más moderno, cortando las estrofas en versos y publicándolo en un poemario en 1912. Esta segunda adaptación se convirtió en la letra definitiva del himno usado en la Iglesia Metodista con el título «Be Thou my vision», que es el mismo del poema.

La canción fue atribuido en su momento a Dallán Forgaill, un «jefe poeta» (ollamh) mítico del s. VI. Pero la música original (caso de que fuera del VI o así) es desconocida. El fraseo del poema, en forma de dán dírech con un número fijo de sílabas por línea, rima consonante y aliteraciones, es fácil de adaptar al canto, de manera que en el siglo XVI se le adhirió una melodía tradicional titulada «Slane», que cambió definitivamente su forma de ser cantado y alteró también la comprensión de la historicidad del autor y las circunstancias que rodeaban la pieza entera.

Así, se creyó que Dallán Forgaill había compuesto la pieza aludiendo a la tradición de una épica disputa entre San Patricio y los Druidas, que tendría lugar precisamente en la colina de Slane, Tara, por causa de quién encendería alllí el primer fuego (lo que le otorgaria la posesión legal-espiritual del lugar). Por supuesto, siendo una tradición que emana al menos del s. XII, gana el Cristianismo.

Dallán Forgaill vivio en el s. VI. Era reputado por ser «Jefe poeta (ollamh) de toda Irlanda» y pasa por ser el autor del Amra Coluim Cille, el panegírico de San Columcille de Iona. Dallán también parece que fue uno de aquellos santos que andaban «con la cabeza en la mano» (según Labordeta…, ¡vaya grupo musical estamos formando!).

El poema Rop tú mo bhaile que se encuentra en el manuscrito del s. XIV podéis verlo transcrito en letra moderna en este pdf. Ojito que la autora se pone unos títulos que-pa-qué y dice cosas mu gordas y rarunas.

Sin embargo, la melodía es bonita, la primera vez que la escuché me «sonó» irlandesa y así he llegado a conocer esta historia, buceando por internete, por publicaciones accesibles online y escuchando otras canciones gaélicas que sí he conocido… en español, cuando cantaba en el coro de mi Parroquia.

La realidad es que no sabemos cómo sería el canto litúrgico irlandés, al contrario de lo mucho que se ha investigado y experimentado en otros cantos litúrgicos europeos, anteriores a la introducción del Gregoriano.

Me parece que en la Iglesia Católica de ahora, la falta de coros bien preparados lastra el desarrollo de un canto propio, sea de estilo más llano o de otro más adornado, y quizá más atractivo, para las Misas actuales.

Se ha investigado poco en la música litúrgica irlandesa, mientras que en otras liturgias (como la hispanomozárabe) al menos Marcel Pères ha puesto una pica en Flandes, aprovechando  la revitalización de la liturgia Hispano-visigoda (o mozárabe) puesta en valor oficial tras uno de los viajes del Papa Juan Pablo II a nuestro país.

En Irlanda, la mayor parte de la investigación musicológica se refiere al canto laico popular y tradicional en lengua nativa (sean-nós), y también a su emblemática arpa. Así que no sabemos qué papeles tenían el canto y la música en su liturgia, esta se conoce por algunos Misales, como el Stowe, del que Mujerárbol ya habló en otro tiempo. 

Así que del canto irlandés no hay rastro, de momento, aunque se conservan numerosos poemas de corte claramente religioso y aún litúrgico, que pueden remontarse a la Alta Edad Media en sus palabras y que pudieron ser cantados como parte de diferentes rituales cristianos.

Se relaciona a Dallán Forgaill con un protomonasterio ubicado cerca de la colina de Slane, o Tara, nada menos que en el s. IV por el mismo Patricio, pero como no existen restos arqueológicos que lo atestigüen, de momento, es un poco forzada la relacion con el poema del que hablamos. Se ha supuesto que Rop tú mo bhaile tenía que ver con el episodio de San Patricio y los Druidas, que se disputaban encender el primer Fuego en la colina de Tara, es decir, en Slane, y como sabemos por la propia Confessio de Patricio (que no menciona ná de eso)… pues se trata de un bonito cuento, muy posterior a la presencia del predicador en la isla.

Colina de Tara (desenfocada). De Patrick Brown, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=333804

Otra relación patriciana hecha a posteriori es el que Rop tú mo bhaile use imaginería parecida a la «lorica» (loriga o armadura) de Patricio, un tipo de oración protectora particularmente irlandés.

La Loriga de Patricio ( o «el grito del ciervo») es un poema muy bonito, en el que se solicita la protección de Cristo por los seis costados humanos: por encima de la cabeza, por debajo de los pies, por delante, por la espalda, a la derecha y a la izquierda.

Sin embargo, en el poema de Dallán Forgaill, el aspecto guerrero más patente, pues el título (baile) hace referencia a la locura, el frenesí y los augurios sobrenaturales antes de un combate («visiones» en la Literatura), pero pide a Cristo ser su escudo de batalla y su espada; su refugio y su fortaleza (daingen) usando palabras que se aplican a objetos y edificios claramente militares:

Rop tú mo chathscíath, (escudo de combate). Rop tú mo chlaideb (espada) // Rop tú mo ditiú (refugio), rop tú mo daingen (fortaleza/defensa), etc.

Este es uno de los mejores ejemplos de incorporacion de material tradicional gaélico al mundo musical moderno, por via eclesiástica. Y es, por lo demás, una melodía muy agradable.