El avetoro amarillo


Me parece que, según la encuesta de SEO Birdlife España, mi amigo el avetoro va a llevarse el cartelico de «ave del año 2023». ¡Me alegro por él!

Avetoro en el cañaveral. Foto: SEO BIRDLIFE

Lo cierto es que verlo, solamente lo he visto dos veces: en un humedal de Extremadura y… en el Jardín del Príncipe, con el cuello estirado, tomando el sol nada menos que en el templete de madera del Estanque de Chinescos.

No llevaba yo cámara ni teléfono, y la persona que iba conmigo se creyó que se trataba de una serpìente muy grande… Pero no, no lo era cuando nos paramos a admirarlo.

He visto a sus primos más pequeños, los avetorillos, en la misma orilla del río, y espero verlos (a ambos) otra vez, cuando me acerque a algún humedal en tiempo cálido. No hoy, precisamente, que es Fin de Año…

El avetoro me gusta desde que no sabía cómo era y conocí este poema de malditos, exiliados y borrachines, escrito por Cathal Buidhe mac Gilla Gunna, que murió (ojalá no de sed) a mediados del XVIII y fue, si la cita biográfica no miente, coetáneo del avetorillo Ó Carolan.

El fondo del poema es un poquito socarrón, pero entiendo que se compuso como despedida a algún paisano de mayor rango y nombre que no se podía publicar por motivos políticos:

«EL AVETORO AMARILLO» (An Bonnan Buidhe)

No se embriagó jamás el avetoro,

pero mejor le fuera beber sus buenos tragos;

veréis sobre una roca desnuda su esqueleto,

donde vivió cual monje y ermitaño. Seguir leyendo

Feliz Navidad


Acabo de terminar una historia en la que casi se me juntan la Visitadora y los 3 Reyes… pero bueno, he esquivado (creo) los simbolismos más pedestres. No me gusta ser pedestre, aunque lo soy a menudo: hoy mismo 10.900 pasos pedestres con un frio del carajo a orillas del Tajo.

Eh, eeeh: lo escrito por mí no es ni mucho menos este poema de Antonio Muciano, nombre que no sé si será un pseudónimo o un alias de FB, pues de allí lo robé,  ya que me gustó muchísimo.

El jilguero sí que es mi foto, apareció detrás de mi esta primavera, mientras una ponía atención a otros pajarracos, más grandes y más faltos de color.

LA VISITADORA.

La visitadora

Era Belén y era Nochebuena la noche.

Apenas si la puerta crujiera cuando entrara.

Era una mujer seca, harapienta y oscura

con la frente de arrugas y la espalda curvada.

Venía sucia de barro, de polvo de caminos.

La iluminó la luna, y no tenía sombra.

Tembló María al verla; la mula no, ni el buey,

rumiando paja y heno igual que si tal cosa.

Tenía los cabellos largos color ceniza,

color de mucho tiempo, color de viento antiguo.

En sus ojos se abría la primera mirada,

y cada paso era tan lento como un siglo.

Temió María al verla acercarse a la cuna.

En sus manos de tierra, ¡oh Dios!, ¿qué llevaría…?

Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente

y le ofreció la cosa que llevaba escondida.

La Virgen, asombrada, la vio al fin levantarse.

¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!

El Niño la miraba. También la mula. El buey

mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.

Era en Belén y era Nochebuena la noche.

Apenas si la puerta crujió cuando se iba.

María al conocerla gritó y la llamó: «¡Madre!»

Eva miró a la Virgen y la llamó: «¡Bendita!».

¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella!

Afuera aún era pura, dura la nieve y fría.

Dentro, al fin, Dios dormido sonreía teniendo,

entre sus dedos niños, la manzana mordida.

 

Antonio Murciano.

«Canciones de ermitaño»


El compositor norteamericano de música de tradición clásicista, Samuel Barber (1910-1981), cuyo emotivo «Adagio para cuerda» suena a menudo en la emisora por streaming que escucho mientras trabajo, puso música a una recopilación de diez poemas irlandeses antiguos que lleva el título de «Canciones de ermitaño» (1953).

Son diez piezas que se pueden escuchar en YT donde hay varias versiones, entre ellas la de Leontyne Price, la primera cantante negra norteamericana de Ópera que tuvo fama en los años 50. Es lástima que sus grabaciones de estas diez piezas no se oigan tan bien en YT como otras más modernas.

La música de Barber recoge composiciones de entre los s. IX y XIII cuyo título general está basado en la convicción de que todos estos poemas fueron escritos por monjes eremitas. El rango del idioma varía desde el irlandés antiguo al medio, y eso marcas diferencia entre la forma de la composición y el vocabulario. En general, cuanto más antiguas, más sencillas.

Muchos de los santos de la tradición irlandesa fueron eremitas o monjes regulares; aunque es casi seguro que algunos de estos poemas eran obra de laicos que vivían en los aledaños físicos del monasterio, pero no dentro de sus reglas espirituales, y que gran parte de la soledad monástica que reflejan o dicen desear tales poemas, son un tópico poético más que una realidad.

Los diez poemas escogidos por Barber se encuentran dentro de la tradición irlandesa de poesía de la naturaleza: celebran la soledad, la presencia y compañía de animales salvajes, la heroica delicia de vivir en plena naturaleza; naturaleza terrible que, en «Golpe de mar» (Sea Snatch), es más bien símbolo de la Muerte). Otros, tienen un tema claramente religioso, como la mística y delicada «Visión de Santa Ita» o la terrible «Crucifixion» que es la que podéis escuchar en el video.

También está el «Banquete Celestial», teñido de increíbles imágenes de abundancia de comida y bebida (¡»ofrecería …un lago de cerveza para El Hijo de Dios»!) que tienen mucho que ver con el mundo social irlandés de la Edad Media, en el que la generosidad y la abundancia eran la etiqueta de reyes y nobles, así como el desideratum de los profesionales de la poesía y la música que trabajaban para ellos.

Otro de los poemas escogidos por Barber es claramente un epigrama satírico («Promiscuity») tan promíscuo que no se sabe si habla de un hombre o de una mujer (¡buen cuidado tuvo el escriba!).

«No sé con quien dormirá Edan
Pero sé que Edan no duerme sol(o)»

Es decir, que hay motivos para creer que algunos de estos poemas fueran obra de profesionales laicos. Algunos se encontraron escritos en las márgenes de libros de estudio, como el conocidísimo «Messe agus Pangur Bán» («El monje y el gato»), uno de los musicados por Barber. Como ya he contado en otras ocasiones, se encontraba en un libro hallado en Carintia (Austria), que contiene glosas en irlandés a los Comentarios a las Epístolas de San Pablo.

Me he entretenido (bastante) en buscar el original y las traducciones inglesa y española de estas diez canciones. Quería comprobar si podría dejaros enlaces para que escucháseis las canciones de Barber y además leer los poemas traducidos. Abajo del todo está el resultado. Han sido varias horas de idas y venidas entre el CELT y varias webs, y mi bilioteca de material literario irlandés: las traducciones de Seán Ó Faoileán, Kuno Meyer y otros .

Aquí dejo unos enlaces para que podáis leer el texto (inglés) de cada uno de los poemas musicados por Barber; escuchar una sus composiciones de este Op. 29: «La Crucifixión» y además, os dejo la hermosa versión de la letra del texto en español, de Marià Manent.

LA CRUCIFIXIÓN

Cuando gritó el primer pájaro,
a clavarte en la cruz empezaron, ¡Oh Cisne!
Por eso ya jamás cesarán los lamentos.
Fue como separarse la tiniebla y el día.

¡Ah! Fue acerbo el dolor
Que soportó en su cuerpo el Hijo de María.
Pero le fue más duro el sufrimiento
Que por Él a Su madre le venía.


PARA SABER MÁS:

  1. En YT escribiendo Barber Hermit Songs seguramente tendréis las diez canciones en cualquier versión grabada en You Tube, con voz masculina o femenina. Con los subtítulos que tienen algunas puede valer para enterarse. La que he puesto en la imagen principal es una buena versión de «La Crucifixion», pero está la histórica de Leontyne Price y hay otras también buenas.
  2. Las letras en inglés de los poemas musicados por Barber se encuentran aquí; pero solamente para consulta, pues hay que pedir permiso para usarlas con fines comerciales o de distribución. Así que me limito a dejar el enlace. Sabiendo el título en inglés, se puede buscar en otros sitios en internet. La mayoría de los originales (en irlandés) se pueden buscar en el CELT.
  3. Las letras en español de cuatro de los poemas, se encuentran en M. Manént, La poesía irlandesa (Selecciones de poesía universal, Plaza y Janés 1977), que también se basó en las traducciones inglesas y alemanas de Robin Flower, Kuno Meyer, etc., pues era lo único que había a la altura de los años 40/50. Manént es la referencia básica para la letra de «La Crucifixion» que he incluido en el post, cuyo original se encuentra en el CELT.